miércoles, 18 de marzo de 2009

El empresario imprescindible

Una vez existió un hombre que consiguió un ascenso en su trabajo tras 10 años de total dedicación. En su nuevo cargo pasó a tener bajo su mando a 5 personas. Todo transcurrió sin problemas durante 5 años más, y como consecuencia de los beneficios generados por su departamento, le obsequiaron con un nuevo ascenso. Esta vez tendría que coordinar el trabajo de 30 personas, mucho más preparadas que aquéllas a las que ya había mandado anteriormente. Corrían buenos tiempos para su departamento, y no hubo ninguna incidencia en su mandato durante los siguientes 3 años.

Sin embargo, los buenos números de su departamento no pasaron desapercibidos a ojos del director general quien, convencido de que aún se podía sacar mayor provecho económico, decidió reinvertir los beneficios contratando a un personal mejor cualificado y renovando los altos cargos de la sección con gente más joven y con varios Masters de Universidades extranjeras. De este modo, el protagonista de esta historia, cuya edad ya rozaba los 50 y con sólo un título académico en su currículo, tras 18 años de buen servicio fue invitado cordialmente a abandonar su trabajo y a buscar en otro lugar.

Un año más tarde, la sección de la empresa empezó a generar pérdidas, hecho que encendió todas las alarmas. Se solicitaron a otras empresas auditoras estudios e informes estadísticos para intentar adivinar el motivo del cambio de rumbo del departamento. Y finalmente, se tomaron las medidas que se consideraron oportunas.

Pero nada funcionó. Y en poco más de 6 meses, el departamento volvió a sus inicios, sin ser la sección fuerte de la empresa, y generando de manera irregular tanto pérdidas como beneficios. Poco tiempo más tarde, el director general dijo: "Esto nos pasa por haber contratado hace 20 años a personal poco cualificado. Si hubieran hecho las cosas como Dios manda no nos hubiéramos encontrado con tantos problemas para solucionar la situación.